El castillo de Miravet ha sido desde siempre un emplazamiento estratégico que con la llegada de los templarios se consolida como una de las plazas militares más importantes de Cataluña.
Ramón Berenguer IV conquista el último baluarte andalusí del Ebro, el llamado Muràbit, el año 1153 y lo da a la orden del Temple. Entonces la encomienda templaria de Miravet tenía un amplio dominio que comprendía casi la totalidad de las actuales comarcas de la Ribera d’Ebre y la Terra Alta. Miravet controlaba el paso fluvial y terrestre hacia el interior y funcionaba como un importante centro administrativo y político. A finales del siglo XIII residía en Miravet el maestro provincial y se custodiaba el tesoro y los archivos de la orden correspondiente a los territorios de la Corona. Cuando los templarios entregaron el castillo a los oficiales reales en 1308, encontraron 650 florines de oro, 5.463 tornesos de plata, 2.487 sueldos jaquesos.
Miravet levanta sobre roca y forma una construcción uniforme que evidencia la rapidez de su construcción. Antes del empleo templaria, el castillo era andalusí y disponía de murallas de tapia y m’empostaria. Los templarios convirtieron el hisn andalusí en un innovador castillo convento inspirado en los ribatssirians y bizantinos. Un auténtico castillo cruzado de estilo románico de transición y fórmulas arquitectónicos cistercienses donde se une el más sólido concepto militar al más puro espíritu conventual.
Dado su propósito defensivo los muros prácticamente no tienen aperturas. El castillo que toma formas rectilíneas es construido con sillares rectangulares, bien cortados y alineados en hileras muy regulares. A pesar de tener una apariencia menos resistente, la muralla norte tiene un grosor considerable para resistir el impacto de los cañones. Una de las partes débiles del castillo era su entrada, para que no sea frontal es alineada a los muros del castillo y resguardada por una barbacana, la que tenía la función de atrapar los atacantes entre muros y someterlos a los ataques desde las torres. La muralla norte está reforzada por cinco torres adosadas y avanzadas de manera que los defensores disponían de un radio de acción más amplio. Destacan también lesespitlleres a las murallas de levante, donde a través de la rendija los artilleros disparaban armas de fuego. En el castillo también encontramos las caballerizas, donde se guardaban los caballos, la terraza inferior donde había corrales, huertos y en algún momento un cementerio, la cocina o refectorio, el patio de armas o la grandiosa iglesia románica.
La actitud generosa de nuestros soberanos y, sobre todo, la habilidad política de Ramón Berenguer IV, consiguieron la vinculación templaria a la conquista cristiana. Con estos se realizaron las grandes campañas del Ebro, el Cinca, el Segre, Mallorca y Valencia. Desde Miravet se planearon las conquistas de Mallorca y Valencia y salieron los mejores ejércitos del reino. El Templo recibió grandes extensiones de territorio, que defendió, colonizó y administró desde fortalezas estratégicas, que fueron la sede de los pedidos militares.
La presencia templaria finaliza Cuando en 1307 el Papa ordena la detención de los templarios por herejía. Las Fortalezas templarias opusieron una tenaz resistencia, especialmente Miravet, la cual FUE tomada despés de un largo asedio.
El 13 de diciembre de 1307, Jaime II ordena la detención de los templarios a su reino, según el deseo del papa Clemente V y Felipe IV, rey de Francia. Durante doce meses, los templarios refugiados en el Castillo de Miravet sufrieron el asedio más largo que conoció la Orden, convirtiéndose en el último reducto en la Corona, capitaneado por Fray Ramón de Saguàrdia y Fray Berenguer de San Justo. El 12 de diciembre de 1308 se produce la rendición pacífica, finalizando así todo un año de resistencia. El año 1317, el castillo y numerosas posesiones más, pasan a manos de la Orden del Hospital dependiente de la Castellanía de Amposta.
Fuente: Ajuntament de Miravet, Domus Templi, Viquipèdia